Aunque los cambios recientes en materia de libertad religiosa en Uzbekistán sean prometedores, la realidad es que aún queda un largo camino por transitar hasta que los cristianos puedan vivir su fe con normalidad.
En las últimas semanas el Departamento de Estado de los Estados Unidos y la Comisión Internacional de Estados Unidos en materia de libertad religiosa han declarado que los cambios observados recientemente en Uzbekistán muestran un “progreso real bastante prometedor”.
“Bajo el liderazgo del presidente Shavkat Mirziyoyev, el gobierno ha dado pasos muy significativos, tales como el cese de las redadas a comunidades religiosas por actividades sin registrar. En agosto además se anunció que cerraría la prisión infame de Jaliq, una prisión donde una gran cantidad de los reclusos encarcelados era prisioneros religiosos. El gobierno incluso ha prometido que iba a revisar sus leyes religiosas tan restrictivas”, declaró Tony Perkings, presidente de la comisión.
Sin embargo, son precisamente esas leyes religiosas, las que ponen nerviosos a algunas personas de Uzbekistán.
El gobierno ha declarado que la nueva legislación se aprobará y se hará efectiva antes del final de 2020, pero hasta ahora no se ha presentado ningún texto inicial ni se ha puesto de forma pública ningún borrador de las nuevas legislaciones.
Mientras tanto, las declaraciones recientes de algunos oficiales del gobierno dan pistas sobre una nueva ley que realmente no reflejará los cambios que muchos estaban esperando.
El pasado mayo se publicó un borrador de la revisión del procedimiento de registro de entidades religiosas, el cual mostraba que la mayoría de procedimientos a la hora de registrarse habían sido añadidos de nuevo tal cual: Las comunidades religiosas aún necesitaban la aprobación del estado para poder “existir” como entidades religiosas y realizar actividades, un procedimiento supeditado a la membresía de al menos 100 adultos, una condición que aún permanece en esta versión revisada más reciente.
Tanto el Departamento de Estado de los Estados Unidos como la Comisión Internacional de Estados Unidos en materia de libertad religiosa han quitado a Uzbekistán de la lista de los peores violadores de los derechos religiosos.
Esta decisión es un tanto prematura según Puertas Abiertas. “El hecho es que los cristianos locales no han experimentado apenas ninguna mejoría al nivel más básico”, comenta Rolf Zeegers, Analista de la Persecución para la unidad de investigación de Puertas Abiertas. “Es cierto que el presidente Mirziyoyev está haciendo todo lo posible para “pulir el país” y “borrar todas las manchas” que el anterior presidente, Islam Karimov, había dejado durante su legislatura. A pesar de todo esto los cristianos aún están siendo vigilados, las restricciones legales aún siguen estando activas, los permisos de registros siguen siendo muy difíciles de conseguir y las redadas a reuniones de carácter religioso sin registrar aún siguen ocurriendo. Por lo tanto, y teniendo en cuenta todo lo anteriormente mencionado, creemos que sigue siendo muy pronto para realizar declaraciones objetivas sobre una mejora de gran magnitud en la libertad religiosa de los ciudadanos de Uzbekistán”, comenta Zeegers.